Del latín miniare, colorear con minia. Pinturas o dibujos de pequeñísimo formato de figuras que pueden o no estar incluidas en una escena o composición, extremadamente coloristas, de silueteado lineal, que se utilizaban para representar lo fantástico y lo mostruoso. La locación de estas miniaturas eran los márgenes de los manuscritos, donde encontramos representaciones eróticas, cotidianas, mitológicas y profanas, muchas veces rozando lo blasfemo.
Si bien data del imperio Egipcio, la edad de oro de la miniatura fue la Edad Media.