«La obra literaria consiste, exhaustiva o esencialmente, en un texto, es decir […] en una serie más o menos larga de enunciados verbales más o menos dotados de significación. Pero el texto raramente se presenta desnudo, sin el refuerzo y el acompañamiento de un cierto número de producciones, verbales o no, como el nombre del autor, un título, un prefacio, ilustraciones, que no sabemos si debemos considerarlas o no como pertenecientes al texto pero que en todo caso lo rodean y lo prolongan precisamente por presentarlo, en el sentido habitual de la palabra pero también en el sentido más fuerte: por darle presencia, por asegurar su existencia en el mundo, su “recepción” y su consumación, bajo la forma, al menos en nuestro tiempo, de un libro […].
Este acompañamiento, de amplitud y de conducta variables, constituye lo que he bautizado […] el paratexto de la obra».
Gérard Genette, Umbrales, México D.F., Siglo XXI, 2001. Traducción de Susana Lage